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Schuster, la nueva era del Real

Como si fuera la nueva temporada de una serie de televisión, Bernd Schuster asume el rol principal en la nueva telenovela, digo, temporada del Real Madrid C.F.
Desde mucho antes de la despedida de Capello, antes de que el madrid ganara la liga española, Bernd Schuster era, para el presidente Ramón Calderón, el técnico elegido para asumir las riendas del equipo blanco de la capital española, lo único que faltaba era una pequeña diferancia económica entorno a la rendición del contrato con el Getafe, el cuál el alemán pagó sin mayor problema. El Getafe contrató a Michael Laudrup en su sustitución. Cosa curiosa, otro jugador que pasó por el Barcelona y el Madrid.
La mayoría de los aficionados, según las encuestas, hubiera preferido la continuación del italiano, que había frenado la sequía de triunfos en la entidad meregue, y tal como lo había prometido, consiguió un título importante. Lo único faltante era un “juego vistozo”.
Ahora Schuster no promete sólo campeonatos, sino también juego bonito, espectáculo.
Las grandes actuaciones del Getafe, bajo el mando del alemán respaldan su discurso, pero dirigir al madrid es cosa seria, más en esta etapa de transición, en donde aún se busca al sustitudo de Zidane, o al menos un orquestador del equipo, y como dijo Schuster a Di Stéfano; “Don Alfredo, aquí me enseñaron que la suerte hay que buscarla”.
Las espectativas son grandes, al igual que el año pasado. Pero muchas de las esperanzas se basan en las contrataciones que haga la directiva. Habrá que esperar que pide Schuster, por el momento preguntó por Saviola.
Metzelder y Pepe están hechos, falta Chivu que está cerca, Alvez y Cesc se alejan, mientras que Kaká está demasiado lejos. La reincorporación de Reyes está en negociaciones, mientras que la reintegración al equipo de Soldado es casi segura, la de Baptista no tanto, su futuro parece estar en el Valencia.
Habrá que esperar cuales serán las incorpotaciones de la entidad merengue, para poder trazar una espectativa más clara del madrid. Mientras tanto, los aficionados piden la décima, el anhelado sueño europeo.