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Justificar o Autoengañarse


El domingo, la Asociación Deportiva San Carlos derrotó al Deportivo Saprissa por 2-0. El terreno de juego, como todos sabemos, no se encontraba en sus mejores condiciones, principalmente en el segundo tiempo, donde la lluvia incrementó.
Al final del partido, en declaraciones concedidas a la prensa, el D.T. del Saprissa Jeustin Campos dejó muy en claro que la razón principal del mal juego de los morados fué el estado de la cancha. ¿A quién quiso engañar con eso?…no se.
Para los que si pudimos apreciar el partido, tenemos muy claro que San Carlos dominó claramente las acciones durante el primer tiempo y parte del segundo, en donde la cancha se encontraba en condiciones aún regulares para jugar, y que además afectaba a los dos equipos. Pero las ganas a veces pueden más que las condiciones técnicas de los jugadores, y quedó demostrado en el dominio sancarleño, en donde sacaron provecho de jugadas a balón parado, para derrotar al equipo que mejor practica las jugadas de esa índole en el país.
De no haber sido por la cantidad de lluvia que comenzó a caer durante el segundo tiempo, probablemente Saprissa se iba con una goleada de regreso, ya que con inferioridad numérica y con el mal juego que presentaron durante el partido, las cosas pintaban muy mal.
Así que a modo de conclusión, la lluvia jugó del lado morado, de no haber sido por eso, probablemente les metían cuatro.

Lo otro que me llamó la atención de la jornada, fueron las polémicas decisiones arbitrales. Sólo en el partido de la LDA y Santos no hubieron fallos remarcados.

Foto: adsancarlos.net

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Hay que pasar bien la pelota

Roberto García

Pasan los años y no dejo de preguntarme: ¿Cómo diantres se las arregló José Manuel Chinimba Rojas para rescatar un balón en las barbas del arquero de su equipo, Barrio México, habilitar de inmediato a su compañero Alexis Alfaro, quien simplemente hizo la jugada de pared hacia delante, donde ya volaba Chinimba , y cómo en cuestión de segundos se situó ante Marco Antonio Rojas para anotar con un toque maestro a la esquina inalcanzable del guardameta del Saprissa?

Eso pasó en un partido entre morados y mexicanistas en el estadio Saprissa, allá por los años 70.

¿Qué extraño conjuro solía urdir Chinimba para hacer fácil lo difícil e invocar el genio magistral?

¿Cómo hacían Rolando Villalobos, Leonel Hernández, Édgar Marín o Chico Hernández (cito solo unos cuantos) para dormir con el empeine la pelota cuando descendía como una granada? ¿Qué varita mágica dotaba a esos “marcianos” de la técnica exquisita?

Lo menciono porque, en general, los futbolistas costarricenses son incapaces de ligar tres pases seguidos y pierden el balón, más por la falta de precisión, que por la superioridad del adversario.

A partir de un saque de puerta, cuente usted: Uno, dos, tres. ¡Y hasta ahí! Si logran hacer tres o cuatro pases y la jugada culmina, por lo menos con un buen remate, ello sucede casi por excepción.

Por eso los periodistas celebramos (quizás con exageración, lo admito) cuando una jugada bien concebida culmina en las redes.

Se repite en los resúmenes televisivos, se reproduce con fotos y diagramas en la prensa escrita y se revive, al menos durante una semana, en los programas de radio.

¿Táctica o acertijo? ¿Será que las flechas y rayas de los técnicos en el pizarrón son como acertijos para sus pupilos? ¿Será que la teoría de los profes ha hecho difícil lo que tendría que ser simple?

Podría ser una de estas causas, o todas las anteriores. Lo cierto es que esta realidad nos sugiere volver al abecé del futbol y ensayar una y otra vez los pases.

¡Sí, los pases! Aunque se insiste que el problema es la falta de definición, ¡primero hay que pasar bien la bola! Y, atención, volver a jugar con deleite, no solo por obligación, así como lo manifestó, con agudeza, don Jorge Lalo Rojas Espinoza, un distinguido exfutbolista alajuelense de antaño.

Al mencionar, precisamente, la pérdida del sentido lúdico del futbol, dijo don Lalo : “Noten que los futbolistas de ahora, después de un partido suelen declarar: Hay que seguir trabajando . En vez de: ¡Vamos a seguir jugando!”

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Cuando se juega con todo

Leonel Jiménez Periodista

Hace 20 años, en agosto del 87, la Liga iba a enfrentar al River Plate de Argentina por la Copa Interamericana.

Yo laboraba con Canal 7 y en compañía de José Ángel Monge (QDDG) viajamos a Buenos Aires para transmitir el juego de vuelta. En el Morera Soto terminó 0 – 0.

Hacía un frío terrible, y el viento congelado atravesaba los huesos. Dos días antes al hotel de la Liga llegó Hugo Santilli, presidente del River, para informar que no podían prestar la cancha para entrenar ni reconocer el terreno.

En la reunión se encontraban el Dr. Alfaro Lara, Presidente de la Liga y los directivos Mario Chacón, Édgar Barrantes y el padre Ángel San Casimiro, hoy obispo de Alajuela.

Para conocer el criterio del técnico sobre la complicada situación, encargaron a “Lalo” Chavarría para que trajera a Joseph Bouska.

Vaya sorpresa, el técnico rojinegro bajó en estado etílico, sus respuestas eran confusas e incongruentes.

Una hora después vimos subir al ascensor unas damas de cuerpos esculturales. Un amigo argentino, Ricardo Varela, nos indicó que las jóvenes de pintura “10” y conducta “4”, iban para las habitaciones de los jugadores, y que habían sido enviadas por Santilli para sacarlos de concentración.

Un tanto escéptico el padre San Casimiro tomó el ascensor y confirmó que las damitas iban a iniciar su faena. A los pocos minutos las puso de regreso, para que se perdieran del hotel.

La llegada al estadio fue tremenda, unos 4 mil hinchas de River nos gritaron los peores improperios, y no hay policía ni nada que les impida esta presión, desde que se pone un pie en el estadio. Al final: River Plate 3, la Liga 0.