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El caso Saborío

Foto: Life.com

Álvaro nunca busca protagonismo. Huye de la prensa, se aleja de los focos de atención mediática Dentro del campo parece seguir la misma normativa. Prefiere alejarse de las jugadas, del protagonismo, de buscar la pelota al medio campo. De pivotear. De abrir la jugada. Su única fijación son los goles y para ello prefiere estar siempre dentro del área. Un ‘9’ sin más etiquetas. Conoce sus virtudes pero también sus deficiencias. Por eso el equipo debe jugar para él para sentirse a gusto. Si el planteamiento requiere mucho más colaboración en medio campo o en línea de presión, Saborío se aleja de sus mejores capacidades.

No busca protagonismo, el protagonismo llega a él. Con sus goles. Cuando estos no llegan, se desespera. La presión lo hace perder la calma y tiende a no saber controlarla. Un jugador como él está condenado a vivir solo de los goles, no se le puede pedir que arme el juego. Es la diferencia entre un ‘9’ como Ibrahimovic y como Van Nistelrooy. Uno si busca protagonismo mientras que el otro solo está ahí para marcar goles.

Los problemas personales han terminado de volcar su estado anímico, ya deporsí difícil de controlar para cualquier cuerpo técnico. No todo en Europa es color de rosa y hay jugadores que simplemente no pueden adaptarse a ello. Recordemos el caso de Adriano Leite. Esto no pasa por capacidad futbolística. También tiene que ver con momentos en la carrera de un jugador. Este no fue el de Álvaro.

Se ha cerrado el mercado en Costa Rica, también en Europa. Toca mirar para otros rumbos en busca de fútbol de aquí a junio como mínimo. Puede ser la MLS. Por lo pronto este puede ser un buen momento para recuperar su estado anímico lejos de la presión. Analizar el futuro. Mirar hacia adelante.