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Fútbol Nacional General LDA Saprissa

El riesgo de enfriar el partido

Alajuelense se desquitó del clásico anterior. Los morados jugaron con fuego y se equivocaron en la salida. El mediocampo local tuvo movilidad y explotaron la velocidad

Foto: Aldia.co.cr

El fútbol es un estado de ánimo. Dijo Valdano una vez. Frase trillada. Saprissa salió a jugar con ese estado. Sabía que el León estaba herido y saldría con todo. Es ímpetu haría que cayeran en decisiones erróneas por la ansiedad. Aplicar experiencia.

El partido fue muy intenso en los primeros minutos. Ese ritmo de ida y vuelta no era conveniente para los morados. Decidieron achicar la cancha. Un 3-5-2 con triángulo en el centro, formado por Barrantes, Paniagua y Centeno de enganche. Alajuelense aplicó muchas faltas tácticas en el medio campo para evitar esos contragolpes, ese juego directo, esos balones largos que los afectaron en el clásico pasado. Saprissa no profundizó. Sus hombres por los extremos no subieron más allá de la línea horizontal del área rival. La opción elegida siempre fue el remate de larga distancia. Abusando de ello. El partido entró en coma mientras los manudos esperaban que su rival saliera de su campo para buscar los espacios arriba. Ellos se mantuvieron resguardados.

Llegó el segundo tiempo y Alajuelense presionó más arriba. Saprissa siempre se tiraba atrás sin mayor respuesta ofensiva. Juego por delante de la línea de presión sin sobrepasarla. Los centrales morados no tienen salida, pero la presión no fue sobre ellos, sino sombre los hombres referenciados en el medio, Barrantes, Paniagua y Centeno. Cuando estos retrocedieron para tomar la pelota en salida, Alajuela achicó espacios y recuperó el balón en propio campo contrario. Con mucho menos metros por delante para liquidar en cambio de ritmo por velocidad. Así llegó el gol con el error en la salida de Saprissa. Los tibaseños jugaron con fuego y pagaron su error. Anticipamos el mediocampo asímetrico de la LDA con la incorporación de Oviedo. Básicamente en 4-4-2 con las variantes anteriormente mencionadas. Así funcionó muy bien principalmente en la parte complementaria sorprendiendo la zaga morada en los movimientos. Los cambios en ofensiva rojinegra fueron hombre por hombre, Marco Ureña por Camacho y Argenis Fernández por Solórzano. Aunque el segundo cambio fue condicionado, la apuesta siempre fue la velocidad.

El parón del partido por los incidentes contribuyó a reorganizar la estrategia visitante, ya que anímicamente alajuelense estaba pasando por encima. Al final fue demasiado tarde la reacción del Saprissa, menos fructífera. Lo más cerca fue un remate de tiro libre de Centeno que contuvo la respiración de todos.

El balance de los dos clásicos deja un saldo muy parejo. Sin embargo la apuesta ofensiva de Alajuelense tiende a gustar más. Saprissa necesita ser más irreverente en ofensiva. El aficionado no solo pide victorias sino juego en conjunto. El mal que aqueja Saprissa desde temporadas atrás.

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