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Saprissa 0 – 0 Alajuelense: El derby se sale de control

Decir que se esperaba más de este partido es quedarse corto.

Un clásico tan aburrido como decepcionante fue lo ofrecido por los dos equipos con mayor afición en el país. Antes de comentar algunas cosas que me parece están a veces fuera de control en Costa Rica, vamos a ver el aspecto táctico que se dio al inicio del juego.

El planteamiento de Myers no cambia mucho pero si los jugadores. Puede verse como un 3-4-1-2. Básicamente un 3-5-2. Es un sistema para la tendencia es a la defensiva, donde se agrupan 5 jugadores cuando los laterales retroceden más dos mediocentros completando una defensa de siete hombres.

Comentaba Everardo Herrera durante la transmisión de Teletica, que Alajuelense salía con un 4-4-2. Oscar Ramírez viene comentando acerca de que ese es el planteamiento base de su equipo. Sin embargo, repasando el juego anterior y tomando muy en cuenta la forma en que la LDA se repliega defensivamente para tomar las marcas, el sistema se asemeja más a un 4-1-4-1. Esto lo comentamos en el partido anterior. Calvo, a pesar de ser tomado como delantero y usar el número 9, retrocede para tomar balones desde Guzmán y acompañar a Oviedo y en el caso de este partido a Gabas que se mueve desde la izquierda hacia el centro.

Como vemos en el medio campo las marcas estaban bien referenciadas. 3 v 3. En los primeros minutos Alajuelense tuvo mayor control de la pelota (cuando aún eran 11 vs 11) y en parte gracias a los movimientos de Gabas hacia el centro para tener un hombre de más por dentro. Claramente si Alajuelense hubiera sido más agresivo por las bandas con la colaboración de Clark y Meneses hubieran dobleteado por los costados y complicado las cosas para los morados. Cuando lo hicieron crearon peligro, pero los dos laterales no cumplieron con su labor ofensiva cuidándose las espaldas. Constantemente Fernández se topó en uno contra uno con Valladares, al cual no pudo pasar, sin acompañamiento para los relevos. Con respecto a Meneses y Clark, Alejandro Sequeira y Armando Alonso se encargaron de impedir que se sumaran al ataque con libertad, con movimientos a los costados. El ingreso de Alemán en el segundo tiempo fue en parte para esto. También entró Sancho en LDA para mejorar la profundidad por los costados pero salvo en algunas jugadas como la que desperdicia Gabas, no surtió el efecto esperado.

Ahora bien, evidentemente el partido cambia con las expulsiones. Saprissa cambia a 4 en el fondo con la expulsión de Cordero. Con la salida de Centeno, defensivamente no cambiaba el esquema. Sin duda, el ataque morado fue lo más perjudicado. Con la formación de 4-2-2 (ó 4-4 abriendo a Alonso y Alemán) Saprissa tomó bien las marcas y no se dejó desestabilizar nunca con un repliegue estrecho. No sería de extrañar si Myers cambia a una formación con línea de cuatro a futuro cercano.

Los hechos lamentables tienen que ver con las expulsiones, con la cantidad de exagerada de faltas, ausencia de juego colectivo. Cuando una disputa de un partido pasa de ser un enfrentamiento profesional-deportivo a una disputa personal, el final no puede ser rescatable para el espectáculo. Podemos hablar de los árbitros, pero no son ellos quienes cometen las faltas fuertes y los insultos hacia sus propios colegas (rivales) que influye en el ánimo del espectador. Calienta las cosas en la grada. Necesitamos un cambio de mentalidad de los jugadores. ¿Han escuchado esa frase de jugada infantil? Bueno,  ese tipo de roces no me parecen otra cosa que infantiles. De partido de juveniles que aún no controlan su carácter. Pensemos en eso. Las energías están mal canalizadas y ciertamente desde los banquillos, – y hablo exclusivamente del banquillo morado – con gestos obscenos y derroche de lenguaje soez no incita a otra cosa en los jugadores que la violencia. Se supone que es desde la dirección técnica que debe aparecer la cabeza fría para tomar las mejores decisiones.

Foto portada: nacion.com