No es un asunto de creérsela, o de auto engañarse. Es un asunto de no mostrar las debilidades a los demás. Es un asunto de contrarrestar esas deficiencias. Trabajar y sacar el máximo provecho de lo que se tiene y buscar los recursos necesarios para mejorar la calidad de una institución.
Pero una de las cosas que más delicadas con respecto a este tema, a mi criterio, es el hecho de la vitrina de cada equipo para colocar los jugadores en otros equipos. Porque cualquier equipo de latinoamérica pretende vender sus mejores jugadores luego de haber cumplido todo el proceso de formación de los mismos, disfrutar lo máximo posible de su fútbol, y que esa venta, logre tener el mayor ROI posible. Es bueno para los equipos y ni que decir de los jugadores que cumplen su sueño de jugar en ligas mejor calificadas para luego poder demostrar lo aprendido en un futbol más competitivo, con una eventual selección nacional. Si Marcelo Herrera afirma que nuestro fútbol si acaso llega a un nivel de segunda división en Argentina, es probable que muchos ojeadores internacionales quiten la mirada sobre nuestro país en busca de figuras. No es que las palabras de Herrera tengan un impacto gigantesco en el plano internacional, pero si todos los entrenadores extranjeros acostumbran a referirse así, ciertamente las cosas se complican. ¿Por qué no aprovechar y hablar lo mejor posible de un equipo como la LDA, tratando de alguna forma de que se fijen en jugadores de nuestro medio, crear lazos internacionales en busca de fogueos o transferencias? Dejar en alto el nombre de la institución manuda en vez de encasillarla en puestos de baja categoría. Ahí si se equivoca Herrera. No es que me este contradiciendo en mis afirmaciones, pero si dejando claro las dos caras de la moneda, la realidad de nuestras deficiencias, pero a la vez una forma de reducir esas debilidades. Como decía Bill Gates, la clave está en que la gente piense que necesita lo que usted vende, sin importar si su producto no es el mejor.