No pudo ser para la selección dirigida por Carlos Queiroz. Defensivamente un equipo muy complicado de batir –solo un gol recibido en todo el torneo- pero con muchas complicaciones para anotar en los partidos contra rivales fuertes– es decir obviando el 7-0 contra Corea y tomando en cuenta los otros juegos.
España tomó el control del balón desde el inicio tratando de hacer el juego y estilo acostumbrado. Era un tipo de 4-2-3-1 pero con muchas variantes. Conforme el juego avanzó, España claramente prefería siempre la opción por el centro careciendo de amplitud. La labor de Sergio Ramos era fundamental para dar esa amplitud y profundidad pero no siempre se sumaba al ataque con claridad. España buscaba hacer su juego favorito, tirando balones entre líneas, el problema es que básicamente no había “entre líneas”. Portugal había estrechado la distancia y espacios entre la línea media y la defensa. Aún más teniendo a Pepe – un defensa central- delante de la línea de cuatro y con Meireles y Tiago cubriendo alrededor de Pepe. Xabi Alonso, Xavi e Iniesta intentaron filtrarse por el centro pero fue imposible. El hombre con más libertades para controlar el balón era Busquets, sobre el cual no había presión lusitana.
Con este panorama, Portugal al contragolpe se vio más peligroso que las llegadas de España. En el segundo tiempo llegaron dos cambios que cambiaron considerablemente los roles de juego. Llorente por Torres y Dany por Hugo Almeida. Fernando Torres no se veía a gusto con la posición, siendo constantemente marcado, sin espacios al frente y jugando de espaldas, con pocas posibilidades de ganar una pelota aérea. Este sistema parece favorecer cada vez menos a Torres. Lo visto el día de hoy abre el debate sobre la titularidad de Torres – siempre tomando en cuenta este sistema 4-2-3-1- o si un jugador como Llorente puede acoplarse mejor a las circunstancias. El cambio fue radical en España y poco después encontrarían la anotación. El juego de Llorente por el centro del área abrió los espacios para que Villa entrara por izquierda, y ante el descuido de Simao, rematara una y otra vez para conseguir el gol del triunfo. No hace falta señalarlo pero quiero resaltar el buen funcionamiento que está teniendo Villa sobre la izquierda, creando muchos problemas para Ricardo Costa – una sorpresa su inclusión de titular- que al final salió expulsado.
La entrada de Dany había cambiado la posición de Cristiano Ronaldo que pasó de la banda hacia el centro de ataque, de “nueve”. Esto lo aisló completamente del balón, quedando solamente chocando con los defensas españoles constantemente. A Portugal le había costado bastante sumar hombres al ataque por las responsabilidades defensivas y con el marcador en contra la respuesta fue casi nula. Con nadie que sostuviera el balón para armar una jugada. Por el contrario España se adueñó de ella, haciendo ahora si énfasis en pases continuos como bien lo saben hacer, con la superioridad numérica en el mediocampo, complicando aún más una respuesta de los portugueses.