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Mi jugador favorito: Wilmer “el pato” López

Jose Gregorio Soro nos habla sobre uno de los futbolistas más queridos por el pueblo. Desplegó por muchos años su calidad por los terrenos de juego. Queda claro que ya no los hacen como antes.

Mi jugador favorito: el Pato López

por: Jose Gregorio Soro

El Pato ha sido un jugador emblemático. Tanto en su club (LDA) como en la Sele, Wilmer López derrochó talento en cada cancha donde representó esas camisetas.

Un ídolo de la afición, admirado por propios y extraños, este zurdo, flaco y con “peinado de futbolista”, como se le designa al cabello cortado a los costados y largo atrás (al mejor estilo del “Chunche”), utilizó la mediacancha para generar futbol de ese que hoy llaman “tiqui taca”.

Sus inicios en un Carmelita de ensueño, donde fue compañero de destacados futbolistas como Erick Lonnis, Ronald Gómez, Luis Marín y Juan Cayasso, marcaron un rumbo alajuelense del Pato, que logró su primer título en 1995 cuando ya jugaba para el club rojinegro.

Dueño de la mitad de la cancha, su zurda no necesitaba mucha fuerza para poner a carburar su equipo. Líder de la pelota y de las indicaciones, rompía cualquier esquema defensivo con algún pase rastrero o algún centro cargado de precisión y veneno.

Fue maestro en proteger la pelota aun cuando sus rivales le superaran en corpulencia. Su rotación y control del balón son casi extraños en el futbol de hoy. El hecho de haber jugado en canchas en peores condiciones que las actuales ofrece un mérito aun mayor por el futbol que desplegó. ¡Qué no haría el Pato en las canchas de hoy!

Formó parte de la Sele de ensueño. El histórico equipo nacional del 2001 y 2002 que hizo y deshizo en una eliminatoria inigualable, con triunfos en Honduras y México, y su participación en el Mundial de Corea-Japón, resultan en el aporte más prolífico de López para con el equipo de todos. Aun con estos datos, guardo la imagen del gol que el Pato le hizo a EEUU en la eliminatoria de Francia 1998 y que desató el delirio en el Ricardo Saprissa, el recinto de su club archirrival. Él lo celebró en la malla, con los suyos; con la gente…

Su técnica, difícilmente será igualada y desde su retiro, y ante el desvanecimiento de su sucesor Walter Centeno, no se vislumbra un talento similar en la media cancha del futbol tico.

El desdén de unos directivos manudos que le trataron como un jugador cualquiera, constituye una de las injusticias más grandes realizadas contra algún jugador talentoso del futbol nacional. La LDA simplemente no le ofreció renovarle el contrato y tuvo que buscar futuro en Pérez Zeledón. Así como el talento del Pato debe ser recordado por la afición, en la misma proporción deben denigrarse esas actitudes de directivos desconocedores -valga la redundancia- del futbol de un jugador histórico. Con justicia y merecimiento, en el 2009 la afición le rindió un tributo tan grande como su talento, con invasión de cancha incluida en el Morera Soto en el juego de despedida, donde el Pato dio sus últimas muestras de talento ante tanta gente.

Más allá de algunas situaciones personales un poco adversas hacia el final de su carrera, las imágenes de Wilmer haciendo malabares con la pelota para poner a jugar a su equipo, es lo que quedará en la memoria de quienes admiramos su futbol. Wilmer siempre será un grande. Wilmer siempre será una referencia.

Si la vida me premia con llegar a viejo y conversar con mis nietos, cuando nos sentemos a hablar de futbol, les contaré que vi a un flaquillo que hacía y deshacía en la media. Ese era el Pato.

Jose Gregorio Soro es autor del blog Jaguar del Platanar y también es co-fundador de Nortenlinea. Puede seguirlo en twitter @jaguardp