(Formaciones inciales)
Posiblemente uno de los mejores clásicos del fútbol nacional de los últimos años desde el punto de vista de calidad de juego, intensidad y emoción. Esto principalmente debido a que en la mayoría de ocasiones este tipo de juegos se vuelven de mucho roce y fricción lo que baja considerablemente la vistosidad.
La Liga como equipo casa estaba muy seguro de que debía llevar el peso del juego a través de un mejor control de pelota. Desde el primer minuto intentaron adueñarse de ella y parecía que estaban comenzando a manejar las acciones hasta que llegó el gol de Saprissa, producto de un tiro libre desde la derecha.
Desde una perspectiva de estructura táctica el juego no cambió en nada, tampoco en el equipo que llevaba el control de las acciones, pero era muy claro que Saprissa estaba muy tranquilo sentado atrás en su propio campo esperando los avances del rival. Castillo se mostraba con mucha confianza conectado con Centeno y Phillips o en busca de enviar balones hacia los costados. Esa participación por afuera de Arrieta y Alonso evitaba que Meneses y Salvatierra se sumaran al ataque con despreocupación. No obstante algo que si varió fue la forma en que Alajuelense tomaba las marcas en las jugadas a balón parado, que antes de gol era en zona y después prefirieron hacer un hombre a hombre.
Si bien es cierto Saprissa lucía tranquilo, también fue descuidado en proteger los costados en donde principalmente Argenis Fernández estaba sacando provecho de los espacios que el mismo planteamiento saprissista contempló. Durante la mayor parte del encuentro Ricardo Blanco quedaba expuesto en los 1×1 frente a Fernández. Alajuelense constantemente se acercó a jugadas de finalización aunque sin efectividad mientras Saprissa se dificultaba en tener el balón.
(Cambios antes de los goles de Alajuela)
Para el segundo tiempo el guión del partido pareció transcurrir de la misma forma en que lo hizo en la primera mitad. Sin embargo hubo un punto de inflexión en el juego que puede pasar desapercibido generado por dos situaciones en particular. La primera fue el cambio de Jonathan McDonald por Diego Calvo y lo otro fue la lesión de Badilla que obligó al ingreso de Roberto Wong. Supongamos que Saprissa practicó su defensa en caso de que Alajuelense realizara un cambio táctico de pasar a dos delanteros como lo hizo, pero no trabajó lo suficiente con la pareja Mena-Wong tomando en cuenta de que este último lleva muy pocos días en el equipo morado. No se puede asegurar cuanto practicaron ese movimiento, pero sufrieron muchísimo para contrarrestar esas variantes ofensivas, principalmente cuando McDonald cruzaba en diagonal desde izquierda para meterse en el área. Por eso deja la sensación que el cambio en la defensa fue un factor negativo.
Ya los rojinegros de por sí controlaban abiertamente el juego, con un Saprissa sentado atrás con muy poca respuesta ofensiva los manudos dieron vuelta al juego en cuestión de menos de cinco minutos. Los morados presionaron débilmente sobre el balón, Alonso Solís permitió que Salvatierra subiera ya que no lo perseguía, Meneses hizo lo suyo por izquierda ante la permisividad de Armando Alonso, mientras que frente al área, Phillips no lograba cubrir todos los espacios. Las ocasiones de gol llegaron y los locales aprovecharon para completar la victoria.
Sumado a ese desempeño ofensivo, también hay que destacar en Alajuelense la forma en que recuperaban el balón con efectividad, muy buenas basculaciones que maniataron a los morados durante gran parte del juego. En medio de todo esto, la figura de Luis Miguel Valle fue sobresaliente y fundamental para no solamente recuperar el balón sino también para iniciar un posterior ataque.
En la balanza parece que Alajuelense tuvo un mejor rendimiento y sacaron un merecido triunfo ante un Saprissa que esta apenas encontrando el mejor planteamiento, los jugadores y el ritmo.
Foto portada: Nacion.com