Interesante disputa se dio la noche del martes en el Nuevo Estadio Nacional, con el empate a cero entre Costa Rica y Argentina.
Los dos equipos mostraron caras opuestas con respecto al desempeño que tuvieron el sábado anterior. Por un lado la selección de Costa Rica, que se vio pobre e inconsistente en el encuentro frente a China, apareció con una formación muy diferente a nivel táctico y sobre todo, con mucho más intensidad y orden.
Por el otro bando la albiceleste. Contra los Estados Unidos principalmente en el primer tiempo fue un equipo muy superior y con lapsos de brillantez, pero que la noche de ayer con la ausencia de algunas de sus principales piezas, obviando lo de Messi, pero también sin Cambiasso, Lavezzi y Di María, no tuvo una participación con el mismo rendimiento.
A pesar del cambio en los nombres, Batista mantuvo el esquema 4-3-3 que practicó contra Portugal y Estados Unidos. Realizó seis cambios con respecto al partido anterior en suelo norteamericano. La idea de juego parece mantenerse, pero al ser un conjunto con poco tiempo de conocerse, el funcionamiento pareció aún demasiado heterogéneo.
Anoche también Ricardo La Volpe demostró por qué tiene fama de buen estratega. Conociendo perfectamente el despliegue ofensivo de Argentina en la formación 4-3-3, cambió el sistema de 5-3-2 a un 4-5-1 / 4-4-2. La unión entre los dos sistemas radica en la posición de Bryan Ruiz, ya que en ocasiones acompañaba en ataque a Saborío y en otras bajaba al mediocampo para tener mayor presencia numérica por el centro del campo.
Más allá de las lesiones de Myrie y Umaña, la principal novedad fue Johnny Acosta. Debido a que no había tenido participación anteriormente, y sobre todo siendo conocido como defensor central, apareció como mediocampista, muy cerca de Celso Borges. Defendió muy bien frente a la última línea costarricense, cerrando muy apropiadamente los espacios entre líneas que imposibilitó a Pastore recibir con propiedad los servicios de sus compañeros. También su posición ayudó a liberar a Borges, quien presionó muy arriba en algunos momentos y podía sumarse al ataque con mayor tranquilidad. Para los minutos finales del partido, se acomodó como defensor central, luego del ingreso de David Guzmán y Michael Barrantes.
Heiner Mora y Cristian Bolaños se encargaron de perseguir a los laterales Rojo y Angeleri. De vez en cuando también los atacaron de vuelta. Poco a poco Costa Rica fue maniatando a los argentinos, que mantenía durante mayor tiempo la posesión de balón, pero generando muy pocas opciones de gol. Los ticos tuvieron un flujo de recuperación muy alto, con buena aplomo y solidez en las marcas. Muy pocas veces los superaron en los uno contra uno, siendo de las mejores armas de los sudamericanos. Precisamente el juego vertical fue lo que más resintieron los argentinos, sin claridad para penetrar la defensa costarricense. Ese aspecto era lo que más se dudaba en la previa, el trabajo defensivo del combinado tricolor. Pero ciertamente para agrado de todos, la selección se mostró con mucha personalidad e intensidad para presionar y marcar al adversario.
En el aspecto que Costa Rica quedó debiendo fue en ofensiva. Las opciones de gol durante el primer tiempo fueron varias, más que todo en jugadas de contragolpe. Para el segundo tiempo las chances fueron muy reducidas, con el equipo tal vez un poco más asentado defensivamente y con menos posibilidades de ir al frente. Saborío fue un luchador incansable, pivoteando cada balón y corriendo al espacio. Estuvo muy cerca de anotar pero Garay se lo impidió.
Para la parte complementaria Argentina se vio un poco mejor. El ingreso de Belluschi le dio más presencia en ataque. Pastore se mostró más. Hubo llegadas importantes pero en cada una de ellas apareció la figura indiscutible de la noche, Keylor Navas. El portero costarricense tuvo una de las actuaciones más memorables.
Llegaron muchos cambios en los dos equipos lo que consecuentemente ocasionó momentos de menos cohesión, mientras las piezas se acomodaban al planteamiento. Tanto así que es difícil realizar un análisis profundo de esos jugadores que ingresaron de cambio en los dos equipos, como Ureña, Elizondo, Martínez en Costa Rica, y Salvio en Argentina principalmente.
El balance para Costa Rica es positivo, a pesar de perder cierta consistencia en la parte complementaria más que todo en presencia ofensiva. Bryan Ruiz no jugó al cien por ciento de sus capacidades, lo cual restó mucho al potencial. Contra Argentina el equipo fue reactivo, más pasivo para atacar y con mucho más atención a la parte defensiva y cubrir espacios. Hay que prestarle atención también a lo que el equipo pueda hacer cuando le toque llevar el peso del juego, como frente a China.
En el caso de Argentina las dudas son un poco más amplias ya que figuras como Pastore, Sosa y Belluschi no se mostraron del todo convincentes. Se habla de Messi-dependencia pero no es solamente la participación del 10 del Barcelona, sino también el aporte de otras figuras como Cambiasso, Zanetti, Lavezzi y Di María lo que hicieron ver un mejor papel en el partido contra Estados Unidos. Se notó la diferencia entre los titulares al día de hoy y los demás. Claro está que también influye que algunos de los jugadores no tienen participación regular con sus clubes.
Foto Portada. www.ole.com.ar
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