La selección nacional de Costa Rica consiguió una aplastante victoria ante su similar de Cuba. El rendimiento de los ticos fue óptimo y por ende una merecida goleada. Sin embargo el rival no presentó demasiados obstáculos para el equipo tricolor. No quiere decir que Cuba sea un rival débil por sí solo y por esa razón no sea un buen parámetro para medir el desempeño de Costa Rica, sino que realmente en este partido los caribeños no compitieron a un nivel al menos aceptable. Fueron muy pobres y el marcador incluso pudo ser más abultado. Por eso el resultado final se debe analizar bajo esas condiciones.
Con la ausencia de Ruiz anticipada, La Volpe realizó algunas variantes en el centro del campo. Borges no fue mediocentro único, sino que a su lado colocó a Bryan Oviedo. Adelante brilló el tridente ofensivo Bolaños-Saborío-Ureña. En cierta forma era un 3-4-3 al menos en fase ofensiva.
Cuba por otra parte era un típico 4-4-2. Sistema estrecho pero que a su vez dio demasiadas libertades por los costados. Principalmente la marca en la salida de los costarricenses era deficiente. Poco control sobre los movimientos de Borges y Oviedo. Estos dos recibían con tranquilidad y avanzaban metros en busca de un pase a profundidad. En el caso de Borges, los trazos largos en diagonal fueron constantes, sobre todo hacia el sector izquierdo donde Bolaños buscó la espalda del lateral Urgellés.
Los ticos presionaron la salida cubana desde el inicio. De esta forma recuperaban el balón rápido para tomar posesión e iniciar los ataques posteriores. Esta fue una de las claves de la victoria. Si contamos a los laterales (Diaz y Mora) y los media-puntas (Ureña y Bolaños), Costa Rica puede llegar a sumar hasta 6 jugadores en el medio campo, generando una gran presión sobre el que tiene la pelota.
Sobre todo Mora y Bolaños buscaron las espaldas de los laterales contrarios. En vista de lo estrecho que se mostraban los antillanos, los balones largos eran una forma rápida de generar ocasiones de gol. Con las libertades de Borges, esos balones en diagonal fueron letales. Así llegó el primer gol. Con el lanzamiento de Borges hacia la izquierda, donde Bolaños centró para Ureña. En el segundo gol, de nuevo las libertades de Borges le permitieron filtrar el pase para Saborío.
Los cubanos centraban sus posesiones de balón en buscar balones largos para Lahera. En su mayoría lanzados por Cervantes o el capitán Colomé. No obstante los marcadores estuvieron muy atentos a estos movimientos, sobre todo Marshall. Marcel Hernández no pudo combinarse con sus compañeros y su participación fue discreta. Para la segunda parte el ingreso de Roberto Linares por Lahera dio un estilo diferente al ataque, pero el resultado fue el mismo.
En la parte complementaria, Cuba salió con muchos bríos y ambición, adelantando líneas con despreocupación. Precisamente esa fue su condena. Ya que quedaron muy descubiertos atrás, al perder la pelota en fase ofensiva, los contragolpes costarricenses terminaron por abultar el marcador. No manejaron bien la línea del offside, la presión sobre el balón era deficiente, por lo que fácilmente los costarricenses rompieron hacia los costados.
Fueron 5 a 0 pero pudieron haber sido más. Las ocasiones fueron bastas y el rendimiento costarricense óptimo. Con una buena demostración de ocupación de espacios. Cuba no compitió a un nivel aceptable por lo que el resultado se debe analizar con cautela del lado de Costa Rica.
Foto portada: Concacaf.com