(Formaciones Iniciales)
El partido de ida fue frío y calculador por parte de los dos equipos. Se estudiaron y se hicieron daño pero no grave. Pareció que Alajuelense sacaba un buen resultado de visita pero el cero a cero no aseguraba nada. Más aún si el rol de Herediano fue atacar en su casa, de visita sería más cauteloso dejando las presión para los erizos.
Desde el primer minuto Alajuelense alentado por su público metió mucha presión a su rival. Ramírez cambió el esquema del primer partido de la Final para dar un poco más de presencia en ofensiva, principalmente luchar la posesión en el medio campo, sin descuidar la retaguardia. Valle fue el único contención, con tres hombres delante de él. Oviedo al centro, mientras que Gabas y Guevara eran los volantes por los costados. Adelante los dos delanteros esperados, Alpízar y Leandrinho. Posiblemente era un rombo al defender pero en salida un 4-1-3-2.
Herediano salió con la formación esperada, la misma del partido de ida. El 4-4-2 inamovible, con la estructura en rombo que fue el Caballo de Troya de las batallas de Orlando De León durante esta temporada. De inicio sin embargo, hubiera sido prudente colocar un 4-5-1 para ganar el medio campo con más propiedad y aprovechar los costados para contragolpear. Incluir otro contención y quitar un delantero. Situación que desde el punto de vista del peso de Nuñez y Ledezma en el equipo, hubiera sido difícil ver a alguno de los dos en la banca. Por eso da la impresión que De León buscó su sistema por los jugadores que tenía a disposición y no por el planteamiento táctico reactivo.
Meneses en el primer partido había transitado con precaución pero en este se animó mucho más al frente. Gabas le abría espacios al llevar la marcación hacia el centro y despejar la banda. Fueron 25 minutos de mucho apremio para la zaga rojiamarilla, muy laboriosa y exigida. En los pies de Gabas se fueron al menos dos oportunidades claras de anotar.
Herediano era más compacto, defendiendo con 8 jugadores incluido Cancela, para luego buscar el contragolpe con los objetivos para enviar balones en Nuñéz y Ledezma. También Obando estuvo participativo, uno de los mejores en la cancha, pero como veremos en el segundo tiempo, la falta de aplicación defensiva de Diego Madrigal causó que Obando quedara muy expuesto y en situaciones de desventaja numérica. Inevitablemente Cubero tenía que aplicarse al auxilio de la banda cada vez que eran desaborados.
Los detalles constantemente hacen la diferencia en el fútbol y Orue que siempre fue muy riguroso defensivamente sin comprometer su banda, decide irse al ataque en tiempo de descuento de la primera mitad. Posiblemente de sus únicos avances después de media cancha del juego y ocasionó que su movimiento dejara con espacio a Ramírez por derecha, quien centró para Ledezma. El rebote en el área permitió que el Mambo Núñez anotara para los heredianos. Adicionalmente al detalle de Orue hay que destacar lo pobre defensivamente que se vio Alajuelense en ese gol.
(Cambios tácticos para el segundo tiempo)
El gol cambiaba completamente el panorama y Óscar Ramírez no hizo esperar los cambios para el segundo tiempo. Ya había entrado Ureña por la lesión de Alpízar y luego lo haría Diego Estrada, sacando a Salvatierra. El esquema cambió a 3-5-2 o más específicamente un 3-1-4-2. Claramente Herediano estaba quedando en desventaja numérica en el medio campo, aunque Ledezma intentara colaborar con la marcación sobre Valle. Con el marcador a favor el cambio de Nuñéz por Acosta se dio inicialmente por una lesión pero tenía un fundamento táctico. Herediano estaba perdiendo la batalla en el medio y debía al menos mantener el cero en su arco. Mucho se criticó esta permuta hasta el punto que Ledezma le reclamara al banquillo del por qué no dejaban otro delantero. “Ellos me metieron cinco medios (volantes). Al meterme a (Diego) Estrada y Argenis (Fernández), ellos me dominaron el mediocampo, por lo que me incliné por la opción de Acosta…viendo esto ahora pienso que debí meter un delantero” comentó De León al diario La Nación. Pero el problema posiblemente no estuvo en el cambio o en su aplicación táctica, sino en que en general el equipo se cayó físicamente demasiado rápido, mientras que el rival no desistía en buscar el empate. Ramírez y Montero se resintieron de lesiones, mientras que otros jugadores como Diego Madrigal no aprovecharon nunca su velocidad para llevar peligro al área contraria. El pecado de Heredia no fue haber concedido ese gol que de todas formas era imperdonable, sino que fueron incapaces de organizar al menos un contragolpe decente para haber liquidado el partido. La defensa Alajuelense no lucía tan sólida como para que los florenses no pudieran haber inquietado mucho más. Incluso había ingresado Argenis Fernández por Meneses, por lo que Alajuelense quedó desprotegido defensivamente, con solo dos centrales y la colaboración que pudieran dar Oviedo y ocasionalmente Guevara o Ureña. Adicionalmente no supieron manejar el bloque defensivo para cerrar mejor los espacios. Inexplicablemente faltando muy poco para terminar el partido, concedieron un contragolpe luego de perder el balón en un saque de banda. Increíble que más bien fue Alajuelense quien aprovechó el contragolpe y velocidad para conseguir el empate en los pies de Pablo Antonio Gabas. “Fallamos en cuidar un poquito más la bola. Solo estábamos a tres minutos.” fueron las palabras de Cancela.
Para los tiempos extra el desgaste físico en los dos equipos fue evidente, pero sobre todo en Herediano. No es de extrañarse que la falta de entrenamiento hubiera causado este tipo de problemas en un partido de alta exigencia. Sin embargo los dos equipos no cedieron terreno y terminarían por empatar en los 120 minutos que se jugaron.
Virtudes y Errores
Alajuelense fue incisivo en los primeros minutos pero fue perdiendo fuerza. La lesión de Alpízar enfrió el ritmo mientras que Ureña no entraba en sintonía con el juego. Guevara era intermitente al tiempo en que Oviedo y Gabas perdían claridad. El gol de Herediano los obligó a arriesgar desde el inicio del segundo tiempo en un acierto por parte de Ramírez. Fue a todo por el todo con la posterior variante de Argenis Fernández, quien precisamente dio la asistencia en el gol del empate. Una planilla mucho más amplia y equilibrada.
Herediano aguantó el embiste de los manudos y supo hacer daño en una de las pocas oportunidades que tuvieron. El segundo tiempo fue muy pobre ofensivamente mientras intentaban mantener el resultado. No aparecieron las individualidades y físicamente fueron mermando la intensidad, permitiendo errores fatales que ocasionaron el empate y posterior derrota en penales.
No hubo un claro dominante del pulso pero al final da la impresión que Alajuelense hizo mejor las cosas y se llevan el título con sufrimiento pero con mérito.
Felicidades a los Campeones.
Foto Portada: Nacion.com