Marcelo Bielsa no renuncia a su estilo. Es el equipo con mayor osadía ofensiva. Esto ha sido más evidente con rivales tan cerrados defensivamente como Honduras y Suiza.
A diferencia del partido contra Honduras, Bielsa no dudó en su 3-4-3. Adelanté reapareció el chupete Suazo luego de su lesión. El resto era la misma alineación que terminó por superar a los hondureños. Se esperaba que con el regreso de Suazo, la producción ofensiva tan alta pudiera transformarse en anotaciones de forma más natural. Pero tal parece que el chupete aún necesita tiempo para recuperar su ritmo. Chile fue avasallador sobre Suiza, que no tuvo otro remedio que replegarse.
El esquema de Ottmar Hitzfeld fue el mismo utilizado contra España con dos variantes en nombres, no así en posiciones. Por derecha apareció Behrami en sustitución de Barnetta y al frente estuvo Frei, recuperado de su lesión, en lugar del joven Derdiyok. Evidentemente las mayores preocupaciones de Hitzfeld eran con respecto al ataque por derecha de Chile, por lo que la posición de Fernandes encajaba perfecto en las aspiraciones suizas. Entre Fernandes y Ziegler tuvieron que lidiar con Alexis Sánchez, con mucho más pena que satisfacción porque una y otra vez el chileno lograba romper con la marca estricta. El referí hizo fiesta con las tarjetas y Behrami fue la víctima de esto al salir expulsado en el primer tiempo a los 30 minutos. Suiza cambia al 4-4-1, con NKufo mucho más retrasado pegado a Carmona mientras que Frei ocupaba el lugar de Behrami. No por muchos minutos ya que Chile empezaba a doblegar constantemente a Lichsteiner por lo que Hitzfeld inmediatamente envió a Barnetta al campo.
El loco Bielsa metió en el segundo tiempo a Valdivia, Paredes y Mark González, prácticamente mandando todo su arsenal al frente. Suiza defendía con todo, aplicando la línea del offside de manera eficiente. Claro está, este tipo de defensa al fuera de juego tiene sus riesgos que siendo una virtud de pronto se convierta en condena. As fue cuando Valdivia puso un pase filtrado entre líneas a Paredes, quién centró para el cierre de Mark González y el gol del triunfo.
Suiza intentó buscar el empate, ingresó Bujanku, dejó más espacios atrás con los que la roja logró penetrar pero una falta notable de definición impidió una mayor diferencia de goles. Resaltaron ciertos individualismos a la hora de cerrar las jugadas, llegando con varios hombres al frente. Incluso Suiza pudo haber empatado en los pies de Derdiyok, para fortuna de los sudamericanos se fue desviado su remate.
El final del partido deja nuevamente un buen sabor de boca el juego ofensivo chileno, pero la falta de definición tiende a ser frustrante.
