A pesar de mal momento que atraviesa Saprissa, era muy improbable que Puntarenas ganara en el Estadio morado. Evidentemente no se trata de capacidad, sino de rendimiento para tener la expectativa de que en casa, el campeón no fallaría. No obstante, el PFC no solamente ganó anoche en Tibás, sino que lo hizo sin ninguna objeción o discusión que pueda de alguna forma ensuciar o empañar un rendimiento por encima de lo esperado en su emotiva victoria.
Hace más de 19 años, un 3 de febrero de 1991, era la última vez que un equipo puntarenense había ganado en el Ricardo Saprissa. Aquella vez, un humilde equipo chuchequero buscaba mantenerse en los primeros puestos del campeonato. Cerca del final de partido, un derechazo del espigado Alfredo Contreras, el diablo, grabó uno de los goles más lindos que se recuerdan sobre la grama natural de Saprissa. Anoche Contreras era el DT, en sustitución de Rafael Bautista sancionado, y miró desde el banquillo como su equipo se metió de nuevo en la pelea por la clasificación, cuando se anticipaba una eliminación.
Su esquema táctico fue apropiado. 4-4-1-1 con movimientos a 4-2-3-1 en función de los dos extremos, Brenes y Campos, cuando se sumaban al ataque. Gallo tapando la salida de Guzmán, único contención del Saprissa, mientras que Farrier y Peña se encargaron de bloquear e impedir el avance de Castillo y Centeno. Anulación por el centro del campo al equipo local y versátil por los costados, con Campos y Brenes topando la subida de los laterales morados Loaiza y Blanco. Alejandro Sequeira fue un islote y Arrieta debía bajar hasta medio campo para tener contacto con el esférico. Saprissa fue predecible con su 3-5-2, incapaz de sortear la intensa presión y agresividad con la que Puntarenas recuperaba la pelota en su propio terreno para iniciar los contragolpes.
El PFC avisó en un par de oportunidades, incluido un gol anulado bastante ajustado, antes de concretar con muchísima efectividad un contragolpe en pies de un incansable Elliuth Farrier. Minutos más tarde otro contragolpe – esta vez en offside de Santana – obligó a Mena a tomar la decisión de cometerle una falta en el borde del área que le ameritó la expulsión.
Para el segundo tiempo, tal vez un poco incrédulo de la eficacia con la que estaba llevando el partido, el equipo porteño empezó a tomar un rol más esperado y resguardado. Retrocedió muchos metros, no presionó con la agresividad del la primera parte y Saprissa tomó el control de la pelota. Diego Brenes había tenido que salir al medio tiempo por el desgaste y con el relevo de Leonardo Jiménez, el PFC cambió a 5-3-2, con Jiménez metido en medio de los centrales Núñez y Duarte, Leal y García cubriéndose las espaldas formando esa línea de 5 defensores. En el medio campo el mismo doble mediocentro con Farrier y Peña más la colaboración de Gallo.
(En narajanga la línea de 5 hombres en defensa, en rojo los dos mediocentros y en amarillo Gallo en la colaboración con el medio campo. Fuera de imagen Campos y Santana, los dos hombres al frente para el ST)
Llegaron las respuestas desde el banquillo con el ingreso en ese momento inminente de Alonso Solís por David Guzmán. Inmediatamente entró Mario Víquez por Diego Gallo en la misma posición, para oxigenar y seguir metiendo presión hacia el frente. El aporte de Solís no fue el esperado, con jugadores que tomaban su marca oportunamente entre los mediocentro y Jiménez que salía de la zona de centrales para tapar el centro del área.
El PFC no solo supo mantener su ventaja sino que la amplió en jugada de tiro libre desde la izquierda. Mario Víquez amagó el centro, permitiendo que Saprissa mostrara su movimiento defensivo, para luego colocar un remate al primer palo, sorprendiendo a la barrera y al portero Mainor Álvarez. “Ya habíamos practicado la primera jugada de amagar en el cobro del tiro libre, pero cuando iba a hacer el remate, vi que el portero estaba al lado izquierdo y me regaló el primer palo” dijo Mario Víquez a LN. En tiempo de descuento, Arrieta recorto distancias mediante un dudoso penal sancionado a raíz de una supuesta falta sobre Solís.
Conclusiones
Este partido demuestra que no solamente se necesita una buena aplicación táctica sino que también mucha intensidad para saber desarrollarla durante todo el partido. Puntarenas dio un primer tiempo soberbio y un segundo tiempo inteligente para lograr una gran victoria. Su rendimiento fue por encima de lo normal, pero se demuestran a sí mismos que puedan elevar su nivel de juego, que hasta la fecha había sido muy pobre. Posiblemente Saprissa no esperaba ver un equipo tan agresivo desde el inicio, siendo sorprendidos y a su vez incapaces de superar el planteamiento táctico rival. Cada partido tiene una infinidad de aristas que puedan cambiar un resultado, como la suerte en Seattle, pero siempre salen a relucir las carencias. Lo que no funcionó contra Limón y en Seattle hasta el ingreso de Solís, tampoco funcionó anoche. Y con un hombre menos y un Puntarenas en su noche, tumbaron física y psicológicamente al campeón.
Foto Portada: Nación.com