Posiblemente haya sido una de las finales menos tácticas de los últimos años. Un partido regido por las emociones y la estrategia fue definida por los goles. Dicen que el gol es el factor táctico. El primero de ellos cayó muy temprano y Saprissa tuvo que encender las alarmas desde el inicio. Los famosos 15 minutos de análisis del rival no existieron.
Saprissa dominó en general la posesión del balón y mucho de eso fue gracias a las libertades que dio San Carlos en el medio. Los locales tenían una línea de presión en la salida del balón rival que no surtió efecto. San Carlos hizo daño en contragolpe, pero recuperando muy atrás. Barrantes es el eje de la salida de la pelota morada y sobre él no existieron referencias, San Carlos tenía superioridad numérica por los costados hasta el último cuarto de cancha, pero en el medio las libertades saprissistas fueron peligrosas. Por si fuera poco, el segundo y tercer gol morado llegaron por una penetración desde la derecha, en donde Alemán causó excesivos problemas a los norteños. El primero y cuarto gol de Saprissa, fueron en las cercanías de la media luna, por lo que las marcas sobre esa zona también fueron deficientes. Cuando los medicentros eran sacados de posición hacia las bandas, había un pasillo libre para rematar de media distancia. Ahí entraba el trabajo del central libre que resaltamos el partido anterior. Ese movimiento no fue suficiente para cubrir toda la retaguardia.
No todos los integrantes de Saprissa enfrentaron el partido con la frialdad de la experiencia, que lo diga Andrés Núñez, pero la mayoría incluído Roy Myers supieron mantener la calma cuando el partido estaba cuesta arriba. San Carlos se quedó sin gasolina, cuando no pudieron anotar el tercero, la fatiga terminó por debilitar la defensa. Un segundo tiempo que elevó la intensidad al máximo, para que al final Saprissa pudiera mantener el ritmo y destrozar en 10 minutos el candado y ponerle cifras muy complicadas de remontar.