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Fútbol Internacional Mundial 2010

Octavos de final: Jornada 2: La muerte del 4-4-2 (Alemania 4 – 1 Inglaterra)

Alemania pasó por encima de los ingleses sin peros, ni siquiera el horror arbitral del gol no validado a Frank Lampard. El 4-2-3-1 se impone como el sistema táctico preferido de Sudáfrica 2010

El 4-4-2 ortodoxo, “the right way of play” ha sido nuevamente la condena de la selección inglesa cuando pensábamos que esto se había superado hacía muchos años. Las nuevas tendencias tácticas, el 4-2-3-1 que utilizan la mayoría de selecciones en el este mundial, destrozó a la selección de la rosa. Capello el pragmático esta vez fue el terco, apegado a un sistema exitoso en antaño, cambiando el 4-4-2 mucho más flexible – por momentos un 4-2-3-1-  que utilizó en la eliminatoria en donde se vieron chispazos interesantes que ilusionaron a una nación.

Joachim Löw lo visualizó una vez en su mente y otra en el campo, el partido perfecto donde Alemania demostró un juego brillante y efectivo. Un Özil con tantas libertades para convertirse incluso en un falso delantero, acompañando al letal Miroslav Klose que iguala la marca de 12 goles empatado con Pelé. Queda a tres de Ronaldo. Alemania atacó sin cesar, con mucho ímpetu en el comienzo, replegándose en la parte complementaria para liquidar de contragolpe. Bloquearon los espacios, maniataron a los ingleses que lucieron como espectadores de la fiesta germana. La última línea inglesa, tal y como la australiana, quedó completamente expuesta a los ataques alemanes.

Desde el inicio Alemania pasó por encima, intimidante. No hubo respuesta desde el banquillo inglés ya cuando el partido estaba dos a cero y casi 60 minutos por delante. El descuento llega por la vergüenza de los jugadores ingleses prácticamente naufragando en el campo. Incluso pudo llegar el empate con el gol no validado a Lampard – tal vez el jugador más sobresaliente de Inglaterra-, un horror de los árbitros,  que hicieron aparecer los mismísimos fantasmas de 1966, pero el juego que estaba mostrando Inglaterra era menos que pobre.

Las alarmas que no quisieron encender desde el partido contra Estados Unidos, acusando a Robert Green a falta de responsabilidad colectiva, repitiendo el rendimiento contra Argelia y Eslovenia, ha concluido con una lección muy difícil de digerir. Se equivocan nuevamente al acusar a Larrionda por la derrota, tal y como hicieron con Green, para excusar un pobre rendimiento y una deficiencia táctica.

No podemos olvidarnos del extraordinario partido alemán, señalando solamente las fallas británicas. El desliz contra Serbia –marcado por una expulsión de Klose– es el único lunar  en un equipo con rendimiento óptimo, que no estaba entre los favoritos y con poca confianza sobre el técnico Joachim Löw. La consolidación de Müller y Özil a nivel internacional con una presentación más que memorable.

¿Será posible que la exigencia física de la Premier League y una temporada sobrecargada de partidos haya acabado con los jugadores?